Un reciente post de Angel Barbero reflexiona sobre las circunstancias que llevan a algunas grandes empresas tecnológicas a reducir personal.
Oski Goldfryd ha detectado que grandes profesionales ya no están en la empresa a la que les llamas.
Sin embargo yo abrigo un cierto optimismo considerando que esto de la tecnología va a ser como una glaciación. Es inevitable y lo único que podemos hacer es prepararnos para ella.
En la edad media, los campesinos se hacían sus propios zapatos. Con el tiempo, ha resultado más práctico dejar esa tarea a especialistas que optimizan mejor los costes. Sin embargo, otras habilidades que hace unos años permitian definir una profesión, en la actualidad forman parte del bagage común de las personas formadas y son meras herramientas de una actividad profesional sofisticada. La capacidad de conducir vehículos de motor, hablar idiomas, tener conocimientos legales o manejar las herramientas informáticas apenas son diferenciadoras en un contexto social altamente competitivo.
Y la tecnología, hoy en forma de web 2.0, es la salsa en la que crecen y se cuecen nuestros chavales, nativos digitales, que acceden a influencias de un mundo globalizado en el que el idioma inglés es hegémonico. Estos chavales ya no reciben influencias solo de su entorno inmediato, sino que perciben modelos en casos de éxito que se depliegan en lugares romotos. Quizá ya no debamos estar tan preocupados de que aspiren a ser funcionarios, porque acceden a más modelos, a más ejemplos. Y aunque el emprendimiento no forma parte de la carga curricular de su educación formal, pueden acceder sin problemas a plantillas de «business plan» y contactar con inversores en Silicon Valley.
Así que, quienes nos dedicamos profesionalmente al mundo de la tecnología y a intentar influir en el ritmo de cambio y adaptación de nuestra sociedad deberíamos redoblar nuestro esfuerzo para intentar que esta crisis sea breve. Porque aunque otras actividades se han ralentizado a causa de la merma de confianza económica (lo que afecta a la inversión y al consumo), la que tiene que ver con la tecnología no puede detenerse.
Yo estoy convencido de que la actividad económica relacionada con la tecnología no se detendrá y de que en la tecnología hay una esperanza de desarrollo económico y de competitividad para nuestro país. Desde luego, en el ámbito de la Seguridad TIC, creo que España empieza a ser uno de los paises de referencia y que bien podríamos desarrollar un sello de «Security made in Spain» como indicativo de excelencia.